flan de cheesecake

sirve 
10-12
ingredientes 

2 tazas de azúcar
12 onzas de queso crema a temperatura ambiente
3 huevos grandes a temperatura ambiente
1 lata de 14 onzas de leche condensada
1 lata de 12 onzas de leche evaporada
1 ½ tazas de leche completa a temperatura ambiente
1 cucharada de extracto de vainilla

instrucciones
Pon el azúcar y ¼ de taza de agua en una cacerola mediana a fuego mediano-alto. Revuelve el azúcar de vez en cuando hasta que se disuelva, teniendo cuidado de que los granos no se queden pegados a los lados de la cacerola. Da la vuelta a la cacerola cada minuto hasta que el azúcar tome un color café dorado rojizo. Distribuye el caramelo entre 10 o 12 ramequines (recipientes individuales pequeños) de 3 ½ pulgadas de diámetro y deja aparte.
Precalienta el horno a 325º F.
Con una batidora de mano eléctrica bate el queso crema junto con los huevos a velocidad baja para combinarlos. Aumenta la velocidad a mediano-alto y bate hasta que se mezclen bien. Agrega la leche condensada, la leche evaporada, la leche entera y la vainilla y siga batiendo hasta que todos los ingredientes se incorporen bien, raspando los lados del recipiente en caso necesario, durante 2 a 3 minutos.
Vierte la mezcla sobre el caramelo en los ramequines, llenándolos hasta ½ pulgada del borde. Coloca una toalla de cocina en el fondo de un molde para horno profundo o de un molde para asar para evitar que los ramequines se corran. Coloca los ramequines en dos filas sobre la toalla. Pon el molde en el horno y vierte suficiente agua caliente como para que llegue a la mitad de las paredes de los ramequines (realiza esta operación cuidadosamente, para que no caiga agua dentro de los moldecitos). Cubre el molde con papel aluminio y hornea hasta que el flan se asiente, aproximadamente 30 minutos (cuando le das un golpecito al borde del ramequín el flan debe estremecerse un poco en el centro).
Retira cuidadosamente el molde del horno, elimina el papel aluminio y deja que los ramequines se enfríen ligeramente. Saca los ramequines del agua usando pinzas de cocina y colócalos sobre una toalla a que se enfrien, por lo menos 2 horas antes de servir. Una vez que se enfrien completamente, los flanes se pueden refrigerar hasta por 3 días antes de desmoldarlos y servirlos. En el momento de servir, pasa un cuchillo delgado por el lado interno del ramequín para desprender el flan, invierte el molde y deja que caiga suavemente sobre un plato.